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Duele estar sin ti.

  • Psic. Ange MG
  • 20 jul 2016
  • 3 Min. de lectura

“La muerte deja un dolor de corazón que nadie puede sanar, el amor deja una memoria que nadie puede robar” Anónimo.






Sin lugar a dudas la muerte es una etapa por la que todos estamos destinados a pasar, lo ideal sería hablar de la muerte con toda tranquilidad, pero eso solo lo puede decir aquella persona que no ha experimentado la pérdida de un ser querido, en tanto quien se atreva a decirlo está mintiendo.


Cuando estamos frente a una pérdida reaccionamos de maneras distintas, algunas personas enfrentan la pérdida llorando otros negándolo, también evadiéndolo, e incluso si resulta muy traumático llegan a refugiarse en el alcohol, drogas o juegos de azar. Es importante no juzgar como bueno o malo el cómo se enfrenta un duelo, porque todos somos diferentes, sentimos diferente, tenemos herramientas diversas y procesamos la información de forma personal.



En ocasiones se tiende a querer manejar el duelo de las personas que están alrededor con la intención de disminuir su dolor e impulsarlas a que sigan caminando, pero hacer esto es robarle su duelo, se aprecia el gesto de ayuda pero en ocasiones, hacerlo resulta contraproducente debido a que se le frena el sentimiento a la persona que ha tenido la perdida.


La mejor manera de ayudar a una persona a sobrellevar la pérdida de su ser amado es estar al pendiente de ella de una manera respetuosa, hay que estar claros que esta persona está experimentando una infinidad de miedos, tristezas, culpas, añoranzas, hay que estar conscientes que está en un mundo donde lo menos que se quiere escuchar es “entiendo tu dolor”, “todo estará bien”, “ánimo, si se puede”.


Es sencillo odiar esas frases, porque es imposible que otra persona ajena a tu dolor, entienda lo que se está sintiendo, es absurdo decir que todo estará bien y animo todo irá bien, cuando en realidad no es algo tan sencillo como decir: “¡Hay, acabo de romper un plato, no pasa nada todo irá bien total mañana compro otro! Si así fuera de fácil aceptar una perdida, se ahorraría mucho tiempo.

Pero la pérdida de un ser querido no se puede comparar con un plato roto, puesto que el perder a alguien duele, duele estar sin él, duele no verlo, duele no escucharlo, duele hasta los huesos su ausencia.


Se sabe que es un proceso natural y que no se puede evitar, pero cuando se está sumergido en las emociones y todo el dolor es de lo que menos se acuerda alguien, y lo único que se quiere es estar a solas, lamentarse, llorar, gritar, enojarse, maldecir e incluso desear estar muerto para seguir con aquella persona, el sentirse así es lo más sano, las personas que apoyan al que sufre no tienen el derecho alguno de limitarlo de sentir, de expresar, ni la familia, ni nadie tiene ese derecho de robar y usurpar el dolor que está experimentando.


Lo mejor que se puede hacer es darle el tiempo a la persona para asimilar la situación, darle tiempo para que sienta lo que quiera sentir, dejarla ser y actuar de tal manera que exprese ese dolor, una vez que esté más consciente es buena idea llevarlo con algún profesional que le ayude a encaminar y procesar todo el cumulo de emociones para cerrar ese ciclo, y ayudarle a comprender que la muerte de esa persona tan amada es solo en cuerpo y que mientras ese recuerdo este en el corazón nunca se separaran. Ayudarle también a comprender que el cuerpo es el vehículo del alma y que el vínculo que se ha creado de amor entre esas personas siempre seguirá vivo en la mente y el corazón de todos los que lo quieran recordar todo lo maravilloso que vivieron con la persona amada.


Recuerda como dice el dicho: “Todo lo bueno pasa y todo lo malo también”, date permiso de vivir tu dolor, date permiso de expresarte, de abrazar ese dolor y convertirlo en combustible para honrar a esa persona tan importante para ti y por lo que más quieras no dejes que te roben tu duelo, es tu proceso y es el regalo que la persona que ha partido físicamente te ha dejado para crecer, y que mejor regalo que una lección de amor, y una lección de que el vínculo que se crea con alguien traspasa la muerte y sigue vivo como brazas que esperan un poco de oxígeno para volver a brillar y dar calor.

A continuación te dejo un corto muy bello, respecto al tema de Duele estar sin ti.


 
 
 

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